Seúl es una ciudad de contrastes en lo que refiere a su organización urbanística. Al igual que las grandes ciudades de USA, Seúl es un entramado de grandes avenidas perpendiculares con tres o cuatro carriles en cada sentido, que delimitan grandes manzanas entre sí. Estas avenidas siempre están saturadas por el intenso tráfico regulado por innumerables semáforos, a razón de al menos uno por cruce de avenidas.
En cualquier barrio de Seúl, flanqueando sus grandes avenidas, se pueden encontrar grandes rascacielos de todo tipo, desde el típico con cristales reflectantes hasta diseños más atrevidos con forma de espiral, cornisas con árboles, fachadas con agujeros, etc. Normalmente estos rascacielos están repletos de oficinas (en mi caso yo trabajo en uno de ellos), y sus zonas comunes y en especial planta baja presentan una imagen moderna y lujosa. Al igual que el resto de la ciudad, la imagen de estos rascacielos cambia totalmente por las noches, que es cuando la iluminación, los tubos de neón o las marquesinas con atrayentes dibujos hacen acto de presencia. Tal es así que desde kilómetros de distancia se pueden ver los grandes rascacielos con la iluminación que les caracteriza.
Rascacielos Urban Live, está cerca de casa
GT Tower West
N Seoul Tower
Así limpiaban ayer los cristales del rascacielos en el que trabajamos
En contrapartida a estas grandes avenidas flanqueadas por rascacielos, en el interior de cada manzana podemos encontrar auténticos laberintos de callejones. A espaldas de cada gran edificio siempre hay un estrecho callejón lleno de carteles luminosos, de pequeños comercios o restaurantes, de puertas con escaleras que suben a viviendas o bajan a sótanos con más comercios y restaurantes. Mientras que en las grandes avenidas predomina el orden y el estilo occidental, en los pequeños callejones los comercios nunca cierran, la suciedad es mayor, las basuras se apilan en cualquier rincón, los cables sobrevuelan de un sitio a otro, lujosos coches y pequeñas motos conviven juntos y tras cualquier esquina se puede encontrar todo tipo de negocio. Por lo que me cuentan amigos coreanos, la carne de perro fue popular en el pasado de Korea y aunque hoy día se ha dejado de comer, algún hay algunos sitios dentro de esta red de callejones donde se puede encontrar.
Callejón en Myengdong, el lunes estuvimos aquí de compras
Para un occidental este contraste es sorprendente, pues se puede pasar del orden y el lujo a esta selva urbana en tan sólo unos pasos. Para un asiático, la situación es normal: igualmente se desenvuelven en zapatillas y vaqueros dentro de un rascacielos que con corbata y traje en el restaurante más cutre que se pueda encontrar estos callejones.
4 comentarios:
Me encantan los rascacielos!!!Que interesante el tema de hoy, y que diferencias de unos sitios a otros...aunque las luces de neón nunca faltan en ningún lugar.
Se te echa de menos por aquí...Un abrazo!!!
Rafa, te he puesto una dedicatoria en el comunio.
Ya la he visto Juan, estamos rompiendo la hegemonía de los calaveras
Todavía me duelen los pies del día de las tiendas. Ir contigo de tiendas es peor que ir con mi novia... qué de tiendas y qué indeciso!!
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